martes, 4 de diciembre de 2007

Proyectos éticos

Josefina Bernal
Desde comienzos del curso venimos dándole vueltas a la necesidad de ponernos en el lugar del otro[1] para poder llevar a cabo los Proyectos Éticos que se proponen, en la programación de La Vida Moral y la Reflexión Ética de 4º de ESO, ante problemas que plantea la sociedad/mercado global en la que nos ha tocado vivir. Problemas como, por ejemplo, La Diversidad, Las Relaciones Norte-Sur, El Consumo..., todos ellos de gran actualidad y ante los que nos sentimos directamente concernidos.
La Tolerancia o La Solidaridad (como Proyectos Éticos vinculados a la problemática arriba reseñada), entendidos, respectivamente, como acercamiento crítico a lo diverso, a lo extraño o como una mejor y más justa distribución de la riqueza, se nos han ido revelando viables si, previamente, transformamos “el problema” de la diversidad en una “fuente de riqueza” y llevamos a cabo una reflexión y/o “transformación profunda de nuestros hábitos de consumo”. Ardua tarea en una sociedad como la nuestra que, como es sabido, comienza confundiendo el ser con el tener ( “Consumo, luego soy”, que diría Descartes) y acaba asignando una única identidad reconocible, por exclusión, la de los desposeídos.
El análisis de los problemas planteados, previo a la formulación de los proyectos éticos propuestos, nos ha llevado a considerar distintas concepciones que, de lo bueno y lo valioso, nos ofrece la tradición filosófica griega:
en primer lugar, la concepción relativista, según la cual, lo que está bien o mal depende de las circunstancias;
la platónica, algo posterior, que concibe el Bien como un Valor Absoluto, Universalmente Válido y, por ende, independiente de las circunstancias;
así como la aristotélica concepción del término medio entre dos extremos, de por sí viciosos ambos, como lo realmente bueno y valioso.
En la actualidad, hay quienes señalan los errores del relativismo en el escepticismo axiológico y la anomia (esto es, supuesto que no es posible establecer que unos valores son mejores que otros, “todo vale”) y ciñen la posibilidad de compartir valores al establecimiento de una graduación entre los de las diversas culturas, en el marco siempre de los derechos humanos.

En definitiva, hemos confeccionado entre todos/as una lista de valores universales (Anexo I), a partir del establecimiento de actuaciones más deseables que otras, y propuesto una serie de intervenciones para mejorar la calidad de vida y de nuestro trabajo en el centro (Anexo II). También hemos realizado una actividad para entrenarnos en el pensamiento consecuencial a partir del valor establecido como prioritario para el alumnado (Anexo III..., los cuales, os haremos llegar lo antes que podamos).
[1] Regla de oro de la convivencia, según Tugendhat en sus Diálogos de Manuel y Camila.

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